Por MARTHA LUCÍA RÍOS | Corresponsal Eje Cafetero
Fotos: Julián Criollo.
Cuando se habla de reinados usualmente se les asocia a un evento frívolo, sin trascendencia y hasta trivial, de hecho hay quienes afirman que ya perdieron el encanto que antes tenían; era en torno a ese suceso que se reunían las personas para dar su dictamen y hasta su apoyo, no era raro ver los recortes de periódicos guardados con recelo y volver al tema de conversación aunque ya hubiera pasado la elección. Las visitas de las Reinas a las diferentes ciudades, poblaciones o eventos, eran todo un acontecimiento que paralizaba cualquier actividad con tal de tenerlas cerca, pero también quienes con sus recortes de prensa a modo de álbum, las perseguían hasta obtener al menos un autógrafo y dedicatoria.
La importancia era tal que en las trasmisiones televisivas que, por ser en otros países y con diferentes horarios, hacían que las personas madrugaran con toda la disposición para no perderse ni un solo detalle, los cuales eran contados paso a paso para quienes no tuvieron ese privilegio de presenciarlo así fuera a través de las pantallas. Las reinas se convertían en personajes de tanta admiración y respeto como si fueran personajes de cuento, pero no hay ninguna diferencia en cumplir ese sueño al día de hoy, tanto mujeres como hombres se preparan con antelación para demostrar que son más que una cara y un cuerpo bonito.
Hay que ir más allá, la actualidad, la tecnología y el avance en éste tiempo les exige más que esas condiciones, es aquí donde me detengo para expresar la validez y el significado que deberían permanecer y recobrar la importancia de estos certámenes de belleza por que no es frívolo. Hay que romper con el mito.
Los reinados han servido para obras sociales que, con la presencia de una reina o un míster, le dan un refuerzo a la labor, exaltar el valor del ser humano, representar un país que ha sido estigmatizado, sobre todo a la mujer colombiana que goza como característica de la belleza, rotulándola de manera carroñera. ¡No y no! Hay que hacer un alto allí por el respeto a la mujer, porque a través de las reinas como voceras de nuestros derechos y embajadoras con acceso a personas influyentes, como en un estrado, pueden pronunciarse y hacerse valer, empoderadas, sin dejar de lado a éstos hombres valientes que en un país machista, rompen esas reglas con orgullo, por que no es acercarse a la perfección física, es demostrar que es mucho más, que hay mentes cultas e intelectuales que eligen como profesión un reinado así como otros elegimos tener otra profesión que nos abra puertas además de incentivar a todos los que tienen que ver de manera directa e indirecta con estos eventos.
Es así como estuvimos en la sesión de fotos del Míster Eje Cafetero 2018-2019, el parque Bolívar de Pereira es un testigo más del registro fotográfico de Julián Criollo, con una imagen moderna, fresca, descomplicada y a la vez elegante que le imprime Míster Eje Cafetero 2018-2019, los diseños con telas sobrias de Santiago Pulgarín que se camuflan en medio de la urbe como una propuesta tanto para ir a la oficina, o dar un aire masculino o como para una cita tal vez romántica y el lente profesional de Juan Miguel Pradasur; como un referente y por qué no, en el circuito de la moda y la imagen internacional, que junto a un equipo de colaboradores muestran un talento hispano que va en aumento pero también de la mano de las plataformas web que generan ese contenido necesario para éstos grandes resultados.
No es justo encasillar, pues hay profesiones, personas, empresas que nada tienen que ver con un reinado pero que tampoco cumplen ninguna labor social, en todo caso desde cualquier frente, llámese reinado o no, eso que sale del alma no obliga a portar una corona o un cinto. Lo que sí debe quedar en el recuerdo y no repetirlo, es la misma admiración, por años y generaciones, a la madre Teresa de Calcuta y aquello de la famosa frase “hombre con hombre, mujer con mujer y en sentido contrario”.